Aunque algunos factores de riesgo, como la edad o los antecedentes familiares de cardiopatías, no pueden modificarse, hay muchas cosas que puede hacer para reducir la probabilidad de sufrir un infarto de miocardio o un ictus.
Aunque en febrero se celebra el Mes Americano del Corazón, debemos cuidarlo durante todo el año. Las enfermedades cardiovasculares -incluidas las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y la hipertensión arterial- son la principal causa de muerte en Estados Unidos. También es una de las principales causas de discapacidad, que impide a muchos estadounidenses trabajar y disfrutar de las actividades familiares.
Nunca es demasiado tarde para atajar los factores de riesgo del corazón. Tampoco es demasiado pronto, ya que las enfermedades del corazón pueden empezar en la infancia. Todos somos diferentes, por lo que es importante mejorar nuestros hábitos de salud, asociarnos con un proveedor de atención médica y desarrollar un plan individual que funcione mejor para nosotros.
Aunque algunos factores de riesgo, como envejecer o tener antecedentes familiares de enfermedades cardíacas, no pueden cambiarse, cada uno de nosotros tiene el poder de controlar una serie de factores que pueden reducir la probabilidad de sufrir ataques cardíacos e ictus.
Su médico puede medirle el colesterol con un simple análisis de sangre, tomarle la tensión y determinar si su peso está dentro de los límites saludables. Conocer sus cifras le ayudará a afrontar los factores de riesgo cardiaco. Son cosas básicas, pero importantes, que hay que vigilar para asegurarse de que se está en el buen camino hacia la buena salud.
Controlar la hipercolesterolemia y la hipertensión arterial reduce significativamente el riesgo de infarto de miocardio e ictus, según los especialistas en enfermedades cardiacas de los Institutos Nacionales de Salud (NIH). Las modificaciones de la dieta y el ejercicio pueden reducir estos factores de riesgo, o su médico puede recomendarle medicamentos recetados.
Pueden parecer cosas sencillas de controlar, pero suponen algunos de los mayores retos para su salud. La obesidad es un problema abrumador en este país. Afortunadamente, incluso una pequeña pérdida de peso, si tiene sobrepeso, puede ayudarle a reducir el riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un ictus. Una dieta cardiosaludable incluye frutas, verduras y cereales integrales, junto con carnes magras, aves, pescado, legumbres y productos lácteos sin grasa o bajos en grasa. Intente evitar los alimentos con grasas saturadas, grasas trans, sodio y azúcar añadido.
No olvide incluir el ejercicio con esa dieta cardiosaludable. Los NIH recomiendan al menos dos horas y media de actividad física de intensidad moderada a la semana. Sin embargo, tan sólo 30 minutos de ejercicio diario pueden proteger su corazón. Haga ejercicios variados para no aburrirse. Pruebe a caminar a paso ligero, correr, nadar o bailar. Incluso subir por las escaleras en lugar de coger el ascensor hará que su corazón se ejercite y marcará la diferencia.
Por último, si eres fumador... ¡deja de fumar hoy mismo! Es duro para el corazón. El tabaquismo está directamente relacionado con el 30% de todas las muertes por enfermedades cardíacas que se producen cada año en Estados Unidos. No es fácil y no todo el mundo puede dejar el hábito de la misma manera. Pida ayuda a su médico.
Las cardiopatías no conocen fronteras. Sólo en Estados Unidos, se cobra la vida de más de 2.200 estadounidenses cada día. Si hoy tomamos medidas positivas y proactivas para ajustar y modificar los malos comportamientos que conducen a un mayor riesgo, podemos empezar a dar la vuelta a esas estadísticas.
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